Editorial
de la revista católica Nuevo Mundo
Cambios
trascedentales en el seno del catolicismo universal
La Iglesia Católica y toda su grey universal necesitaban una
reforma urgente y profunda.
Los dos últimos pontífices que dirigieron la
Iglesia en los últimos tiempos antes de la llegada del papa Francisco, el beato
Juan Pablo Segundo, que en los próximos
día subirá a los altares como uno de los nuevos santos de nuestra Iglesia y
Benedicto XVI, que renunció a su cargo para dar paso a la Reforma que hoy se
proyecta dentro del Vaticano y que toma cuerpo rápidamente como uno de los
movimientos eclesiásticos de mayor envergadura dentro del catolicismo moderno.
Los tres últimos pontífices son responsables
de los nuevos cambios y los impulsadores de nuevos vientos en el seno de la
familia católica universal. Cada uno ocupando su lugar de mando y llevando a
cabo reformas dentro del Vaticano que fueron trillando el camino para una más
amplia, profunda y fructífera reforma, como la que plantea su santidad Jorge
Mario Bergoblio papa Francisco).
El papa Francisco invitó a Benedicto XVI a la canonización de Juan Pablo II en los próximos días, ceremonia que se llevará a cabo en el Vaticano |
El trabajo apostólico que realizó el beato
Juan Pablo II apuntaló a la Iglesia de Cristo por el camino correcto hacia la
búsqueda de una mayor identificación cristiana, se había perdido el interés y
las deserciones dentro del catolicismo se hacían cada vez mayores y los
escándalos más contundentes.
El
Vaticano no había evacuado buenas lecciones en las últimas décadas del siglo XX,
sus principales actores espirituales habían torcido el rumbo que Cristo a
través de su doctrina, clara y precisa, contenida en el texto del Catecismo de
la Iglesia Católica, elaborado y aprobado en el Concilio II que presidió el
beato Juan Pablo II. Echaron todos los valores espirituales y humanitarios al
zafacón del olvido.
Joseph Ratzinger ( papa Benedicto XVI) quiso
introducir reformas viables y necesarias dentro de la Iglesia, pero intereses
malsanos dentro de la estructura gubernativa de la Iglesia lo impidieron y al
parecer pusieron su vida en peligro. Benedicto XVI sostuvo y sostiene que no
renunció por peligro inminente de muerte, o por presiones de los grupos de
poder que aún hoy pululan por los pasillos y las escalinatas de los palacios
del Vaticano, pero observadores muy cercanos del Vaticano, y del propio Joseph
Ratzinger, sí están convendidos de que la renuncia no fue espontánea.
Pero como un enviado directo del Cielo y con
encargo de Jesucristo y el Padre celestial, llegó al Vaticano, hace algo más de
un año, un humilde hombre de evangelio y soldado de combate de Cristo y desde
su designación hasta la fecha se proyectó como un líder espiritual universal,
con poder terrenal y con la ayuda divina de Jesucristo para realizar la
necesaria reforma que necesita la Iglesia Católica y toda su membresía.
Un abrazo cordial y sincero entre los pontífices de Roma. Benedicto XVI y el papa Francisco |
Aprovechamos esta ocasión en que se inicia la
Semana Santa del 2014 alrededor del mundo para exhortar a todos los cristianos,
especialmente a la gran familia católica para que en este período cuaresmal y víspera
de la Pascua de Cristo, reflexionemos
sobre nuestra responsabilidad espiritual, para que cumplamos con los votos de fe que le hemos formulado a
nuestro Señor Jesucristo, y para que le pidamos al Creador de la vida que nos
habra nuevos horizontes a favor una humanidad nueva, cristiana, y solidaria con
los hermanos que más nos necesitan.
Felicitar de paso a los jóvenes de ambos sexo
que se quedan en los templos y en los lugares de retiro en vez de irse a
pervertir y a negar la presencia de Dios en una playa cualquiera.
Que Dios bendiga al mundo en esta Semana
Mayor, y que proteja a todos los pueblos amenazados de catástrofes, como Chile,
Ucrania, el Medio Oriente, Nicaragua, México, Haití y todas las islas de
nuestro paradisíasco Caribe.@
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